viernes, 22 de agosto de 2014

Spider-Woman y Milo Manara: un nuevo ejemplo del sexismo en el cómic de superhéroes


Por Raúl H. Pérez Navarrete 

Los creadores de historietas –escritores, dibujantes, editores– se enfrentan desde hace algunos años a fuertes críticas por parte del creciente número de lectoras hacia la representación de las mujeres en las páginas de sus cómics. Las críticas igualmente han alcanzado las decisiones editoriales como, por ejemplo, la poca participación que tuvieron escritoras y mujeres artistas en el reboot de DC comics, conocido como “the new 52”.


Portada alternativa de Spider-Woman #1, por Milo Manara.


  Marvel comics, testigo del linchamiento en Internet de su competencia, tomó medidas positivas (y calculadas, pues se trata de un negocio) que se reflejaron en la publicación de X-Men (2013), cómic protagonizado por Storm, Júbilo, Kitty Pryde, Psylocke, Rachel Grey y Rogue; Mrs. Marvel (2014), escrito por G. Willow Wilson, autora que presenta a Kamala Khan, la primera mujer musulmana en encabezar un título de Marvel; She-Hulk (2014), Captain Marvel (2014), Black Widow (2014), así como en la inclusión del personaje Angela, perteneciente al universo de Spawn (larga historia), y de una mujer que porta ahora el martillo Mjolnir, otrora arma del poderoso Thor. Sin embargo, en días recientes, Marvel se ha visto envuelto en la polémica al presentar la portada alternativa de la nueva serie de Spider-Woman realizada por el artista erótico Milo Manara. No se podría esperar menos de alguien como Manara, sin embargo, no creo que la elección del dibujante italiano nacido en 1945 sea la adecuada; las fuertes críticas a DC fueron por la representación sexista de sus personajes (la versión de Starfire de the new 52 fue un ejemplo notable) y ahora Marvel, quien al parecer había aprendido la lección, cae en esta misma equivocación al aceptar la propuesta del ilustrador italiano (en el pasado, el artista había hecho obras notables, como la portada variante de Inhuman#1). Se trata de una forma barata de vender: no se buscan las buenas historias ni un buen dibujo sino apropiarse del cliché que reza “el sexo vende”. 

  No hay que confundirse, el problema va más allá de una portada de mal gusto, se trata de dejar atrás prácticas machistas, de darle a las nuevas lectoras su lugar, se trata, finalmente, de la dignidad de la mujer, tanto dentro como fuera de las páginas de los cómics.


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